Seguramente, viajar a Argelia nunca ha estado en tus planes. Y de hecho, en los planes de muy pocas personas. Este país del norte de África sigue siendo un destino poco explorado y, aunque muchos lo asocian con trámites complicados y cierta incertidumbre, la realidad es que es un país fascinante, lleno de historia, paisajes espectaculares y una hospitalidad que sorprende.

Estuve 10 días viajando por Argelia, recorriendo Argel, Constantina, Orán y Ghardaïa. Gran parte del viaje lo hice por libre, combinando transporte local, experiencias auténticas y alguna que otra situación inesperada (que ya te contaré). En esta guía te voy a contar todo lo que necesitas saber para organizar tu propio viaje: cómo obtener el visado, qué rutas hacer, cuánto cuesta, seguridad, cultura y mucho más. Si te llama la aventura y te gusta explorar destinos fuera de lo común, Argelia te va a sorprender.

Argel, la capital de Argelia, es la entrada al país

Si te estás preguntando si viajar a Argelia por libre es seguro, la respuesta es sí, pero con matices. No es un destino peligroso si tomas las precauciones adecuadas, pero tampoco es un lugar donde puedas moverte sin planificación, como harías en Marruecos o Túnez.

Durante mi viaje de 10 días por Argelia, recorrí Argel, Orán y Constantina por libre, moviéndome en transporte local y explorando cada ciudad a mi ritmo. Y mientras que en Argel y Constantina me sentí seguro, en Orán me sentí algo más incómodo aunque no inseguro. En general, en el norte del país, viajar sin guía es totalmente factible, aunque en algunas zonas es recomendable hablar algo de francés o árabe para facilitar la comunicación. En cambio, en Ghardaïa sí viajé con guía, ya que es un destino con una cultura muy particular y ciertas normas de comportamiento que es importante conocer antes de visitarlo.

Dicho esto, hay ciertas precauciones que conviene tomar: evitar las zonas fronterizas con Malí, Níger y Libia, donde todavía hay actividad de grupos armados, y no viajar por carreteras secundarias en el sur sin una planificación adecuada.

Si tu plan es explorar las ciudades del norte, la costa mediterránea o algunas zonas del desierto con una agencia local, no hay nada que temer. La mayor «dificultad» de viajar a Argelia no es la seguridad, sino la burocracia y la falta de información clara para viajeros independientes. Si quieres más información sobre la seguridad en Argelia puedes leer este artículo.

Por tierra, mar y aire.

Aire: Argelia cuenta con varios aeropuertos internacionales, siendo el principal el Aeropuerto Internacional Houari Boumediene en Argel, con conexiones directas desde Europa, África y Medio Oriente. También hay aeropuertos en Orán, Constantina, Annaba y Ghardaïa, entre otros. Desde España, aerolíneas como Air Algérie y Vueling ofrecen vuelos directos desde Madrid y Barcelona. Yo volé con Vueling desde Barcelona por solo 55€ ida y vuelta con mochila de mano, un precio muy competitivo.

Tierra: Las fronteras terrestres con Marruecos están cerradas, por lo que no es posible cruzar entre ambos países. Sin embargo, es posible entrar desde Túnez por los pasos fronterizos de El Tarf, Oum Teboul o Taleb Larbi, aunque los trámites pueden ser lentos y requieren paciencia. También hay pasos habilitados desde Níger y Malí, pero no te los recomiendo por motivos de seguridad.

Mar: Si prefieres llegar en ferry, hay conexiones desde España (Alicante, Barcelona) y Francia (Marsella) con destino a Argel, Orán y Bejaia. Esta opción es interesante si quieres viajar con tu propio vehículo o disfrutar de un trayecto más pausado, aunque los ferris suelen tardar entre 10 y 20 horas, dependiendo del puerto de salida.

Para entrar en Argelia, es necesario tramitar un visado antes del viaje, ya que no se puede obtener a la llegada. El visado cuesta 95€ y requiere presentar documentos como reserva de hotel o seguro de viaje.. Puedes leer más sobre cómo conseguir el visado para Argelia en este artículo.

Argelia es un país extenso con climas muy variados, por lo que la mejor época para viajar dependerá de la zona que quieras visitar.

Primavera y otoño (marzo-mayo y septiembre-noviembre) son las estaciones más recomendadas, ya que las temperaturas son suaves y agradables, ideales para recorrer las ciudades del norte, explorar la Casba de Argel o incluso adentrarse en el desierto sin sufrir temperaturas extremas.

Verano (junio-agosto) puede ser muy caluroso, especialmente en el sur, donde las temperaturas en el desierto pueden superar los 45°C. Sin embargo, en la costa mediterránea, como en Argel o Orán, el clima es más llevadero y se puede disfrutar de las playas y el ambiente local.

Invierno (diciembre-febrero) es una opción si prefieres evitar el calor y las multitudes, pero hay que ir preparado para el frío, sobre todo por la mañana y por la noche. Yo viajé en diciembre y, aunque los días fueron soleados, hacía bastante frío en las primeras horas del día y al anochecer. En Ghardaïa, por ejemplo, podríamos pensar que al estar en el desierto hace calor, pero para nada: las temperaturas rondaban los 10-12°C, por lo que se hace necesario llevar ropa de abrigo.

Si buscas temperaturas equilibradas y una experiencia más cómoda, la primavera y el otoño son las mejores épocas para recorrer Argelia sin preocuparte por el frío o el calor extremo.

En el desierto, a punto de anochecer, con ropa de abrigo

Dependiendo de tu hora de llegada, Aprovecha tu primer día en Argel para recorrer el centro de la ciudad, donde se siente con más fuerza la influencia colonial francesa en la arquitectura y el urbanismo. Comienza tu recorrido en la Grande Poste, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, con su impresionante fachada de estilo neo-morisco. Desde aquí, puedes caminar por la Rue Didouche Mourad, una de las arterias principales de Argel, llena de cafeterías, librerías y edificios de la época francesa. Es un bueno lugar para conseguir cambiar dinero y hacer algunas compras. Y si tienes tiempo, puedes ver el atardecer desde la Basílica de Notre-Dame d’Afrique. Toma un taxi para llegar.

Para cenar, te recomiendo el restaurante Sapori.

En tu segundo día, sigue explorando el barrio francés y después sube hasta la Casbah de Argel, el corazón histórico de la ciudad y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus callejones estrechos, casas blancas y patios interiores esconden siglos de historia. No te pierdas la Mezquita Ketchaoua ni la plaza de los Mártires.

Tras recorrer la Casbah, baja hacia el Paseo Marítimo de Argel (Front de Mer), donde la influencia colonial francesa se mezcla con el Mediterráneo. Camina junto al puerto, relájate en alguna de sus cafeterías frente al mar y disfruta del ambiente local.

Para dormir, yo me quedé en el City Hotel Algiers una noche y la verdad que muy bien y céntrico.

Hoy toca una escapada fuera de Argel. Por la mañana, dirígete a la estación de autobuses de Kharouba para tomar un transporte público a Tipasa, una de las ruinas romanas más espectaculares de Argelia. El trayecto dura aproximadamente 1 hora y media y cuesta alrededor de 1-2€.

En Tipasa, explora los restos de esta antigua ciudad romana con vistas al Mediterráneo: su teatro, su foro y la necrópolis, donde todavía se pueden ver sarcófagos tallados en la roca. Es un sitio impresionante, especialmente si te gusta la historia.

Desde allí, puedes tomar un taxi hasta el Mausoleo Real de Mauritania, una enorme tumba circular en medio de la nada donde descansan los restos de Juba II y Cleopatra Selene, los últimos monarcas de Mauritania. La entrada cuesta unos 2€ y el lugar tiene un aire misterioso que lo hace aún más interesante.

Por la tarde, regresa a Argel en transporte público o taxi compartido y disfruta de la última noche en la capital.

Hoy toca un cambio de ciudad, pero antes, una parada en uno de los sitios arqueológicos más impresionantes de Argelia: Djemila, una antigua ciudad romana declarada Patrimonio de la Humanidad.

Para llegar, toma un bus temprano desde Argel hasta Sétif (unas 3-4 horas de trayecto, precio aproximado 5-8€). Desde la estación de autobuses de Sétif, la mejor opción es tomar un taxi privado o compartido hasta Djemila (unos 30-40 minutos de trayecto, precio entre 5-10€ dependiendo de si lo compartes).

Una vez en Djemila, recorre las ruinas de esta antigua ciudad romana enclavada en las montañas, una de las mejor conservadas de África del Norte. No te pierdas el foro, los templos, el teatro y las termas, que aún muestran el esplendor de la antigua Cuicul, como se llamaba en época romana. Además, el museo del sitio alberga una impresionante colección de mosaicos que merece la pena visitar.

Después de explorar Djemila, regresa a Sétif o El Eulma, donde puedes tomar un bus o un taxi compartido hasta Constantina (unas 2 horas de trayecto, precio aproximado 5-10€).

Una vez en Constantina, dirígete a tu alojamiento. Yo me quedé en el Hostel Le Rhummel que está alejado del centro pero puedes encontrar otras opciones en la ciudad.

Si hay una ciudad en Argelia que me dejó totalmente impresionado, fue Constantina. Su ubicación sobre un desfiladero, los puentes colgantes, su historia y su ambiente la convierten en un destino único en el país. No se parece a ninguna otra ciudad que haya visitado.

Empieza el día cruzando el Puente de Sidi M’Cid, el más icónico de Constantina. Suspenso sobre el cañón del río Rhumel a 175 metros de altura, las vistas desde aquí son de otro nivel. Sigue explorando el casco histórico y visita la Mezquita Emir Abdelkader, una de las más impresionantes de Argelia, con su arquitectura neomorisca y su interior decorado con detalles exquisitos. Luego, da un paseo por la Plaza de la Brecha, el epicentro de la ciudad, antes de visitar el Palacio Ahmed Bey, una joya otomana con patios llenos de mosaicos y fuentes.

A la hora de comer, no puedes dejar de probar la rishta, un plato de pasta casera con garbanzos y salsa de tomate, típico de la región. Busca un restaurante local y acompáñalo con un buen té de menta.

Por la tarde, cruza el Puente de Sidi Rached, otro de los puentes históricos de la ciudad, y el punte Mellah Slimane, con un ascensor que te lleva de nuevo al casco antiguo.

Cuando caiga la tarde, toca despedirse de esta ciudad espectacular. Dirígete al aeropuerto para tomar un vuelo a Ghardaïa, la forma más rápida y cómoda de llegar sin tener que hacer un larguísimo trayecto por carretera.

En uno de los miradores de Constantina, cerca del puente Sidi M’Cid

Después de la impresionante Constantina, toca adentrarse en un lugar completamente diferente: Ghardaïa y el Valle del M’zab, una región única tanto por su arquitectura como por su cultura.

Si llegas en avión, hay algo que debes saber: antes de salir del aeropuerto, un agente oficial te parará para preguntarte sobre las intenciones de tu visita y si tienes guía. Esto es completamente normal, ya que no es común ver a extranjeros viajando solos por Ghardaïa. De hecho, incluso el turismo local suele recorrer la zona acompañado de guías.

Para moverte por esta región, lo mejor es contratar un guía local, ya que las comunidades mozabitas tienen reglas culturales muy específicas. Yo recomiendo la agencia Discover Ghardaia, con la que tuve una experiencia increíble.

Dedica este primer día a descubrir Ghardaïa y los pueblos que conforman el Valle del M’zab, un enclave declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Empieza en Ghardaïa, recorriendo su mercado y su medina amurallada, donde las casas de adobe y las mezquitas con minaretes en forma de pirámide parecen sacadas de otro mundo. Aquí, es fundamental respetar las normas locales, especialmente en la vestimenta y la fotografía (hay zonas donde está prohibido tomar fotos).

Después, visita los pueblos cercanos como Beni Isguen, el más tradicional y conservador de todos. Sus calles son un laberinto perfecto, diseñado para protegerse del calor y los invasores en tiempos antiguos. En la Plaza del Mercado, puedes ver el famoso sistema de subasta tradicional, donde los productos se venden al mejor postor.

También puedes recorrer El Atteuf, la ciudad más antigua del Valle del M’zab, con su impresionante Mezquita de Sidi Brahim, o Melika, donde las vistas desde la colina te permitirán apreciar la arquitectura única de la región.

Para cerrar el día, nada mejor que subir a un mirador y ver el atardecer sobre el Valle del M’zab, una de las imágenes más icónicas de Argelia.

El segundo día es para adentrarse en el desierto y vivir la experiencia del Sáhara argelino. A las afueras de Ghardaïa, el paisaje cambia por completo y empiezan a aparecer las primeras dunas.

Si vas con la agencia Discover Ghardaia ellos te lo van a organizar todo. Así que simplemente disfruta del paisaje.

Madrugón para tomar un vuelo temprano desde Ghardaïa a Orán, la ciudad más vibrante y mediterránea de Argelia. Nada más aterrizar, arranqué la jornada visitando la Plaza de Toros, un curioso vestigio de la época colonial española. La entrada cuesta solo 1€ e incluye un tour guiado, donde explican la historia y transformación de este espacio.

Desde allí, me dirigí al centro de Orán, paseando por la Plaza del 1 de Noviembre, el corazón de la ciudad, con el imponente Teatro de Orán como protagonista. Para almorzar, probé el famoso burek oranais, un hojaldre relleno de carne y huevo, que encuentras en cualquier pastelería o puesto callejero.

Antes del atardecer, subí al Fuerte de Santa Cruz, el mejor mirador de la ciudad. Fui en taxi, pero una opción a tener en cuenta es tomar el teleférico, que conecta con la cima de manera más panorámica. Desde lo alto, las vistas de Orán y el Mediterráneo son impresionantes.

Para dormir, me alojé en el Hotel Timgad, barato pero bastante descuidado. Si buscas algo más cómodo, hay mejores opciones en el centro.

Después de explorar Orán, toca volver a la capital. Toma un vuelo temprano hacia Argel para aprovechar bien el día y visitar algunos de los rincones más emblemáticos de la ciudad antes de despedirte de Argelia.

Empieza con un paseo por los Jardines d’Essai, uno de los parques botánicos más bonitos del país. Este oasis verde, creado en la época colonial, es un lugar perfecto para relajarse y escapar del bullicio de la ciudad. Además, aquí se rodaron escenas de Tarzán, lo que le da un toque cinematográfico especial.

Después, dirígete al imponente Monumento de los Mártires, el símbolo de la independencia de Argelia. Desde este monumento de 92 metros de altura, construido sobre una colina, tendrás unas vistas panorámicas espectaculares de la ciudad y la bahía. Puedes subir en teleférico desde los jardines.

Para cerrar el viaje con broche de oro, visita la Gran Mezquita de Argel, la tercera más grande del mundo y la más grande de África. Su arquitectura moderna combinada con elementos islámicos tradicionales la convierten en una obra impresionante.

En el emblemático monumento de los Mártires

Llega el momento de despedirse de Argelia después de un viaje lleno de historia, paisajes increíbles y experiencias únicas. Dependiendo de la hora de tu vuelo, puedes aprovechar la mañana para dar un último paseo por Argel, tomar un café en alguna terraza con vistas al Mediterráneo o comprar algún recuerdo en los mercados de la ciudad.

Llega con suficiente antelación al Aeropuerto Internacional Houari Boumediene, ya que los controles de pasaporte pueden llevar algo de tiempo. Una vez pasado el control, toca embarcar y empezar el viaje de regreso, cerrando esta aventura por un país que sigue siendo un gran desconocido pero que deja huella en quien lo visita.

Viajar por libre en Argelia es posible, sobre todo en el norte, donde las conexiones entre ciudades están bastante bien organizadas. Sin embargo, en algunas zonas del centro y sur del país hay restricciones para los viajeros independientes, por lo que es importante informarse antes de planear la ruta.

Los autobuses en Argelia son la alternativa más económica para moverse entre ciudades y pueblos. La empresa nacional SNTF y varias compañías privadas operan rutas entre las principales ciudades como Argel, Orán y Constantina. Yo escogí esta opción para ir de Argel a Constantina. Y aunque la infraestructura es buena, los autobuses pueden ser lentos. De hecho tardé 3 horas más de lo previsto.

Son una opción viable si buscas viajar barato y no tienes prisa.

El sistema ferroviario de Argelia conecta varias ciudades del norte, como Argel, Orán y Constantina, con trenes operados por la SNTF. Son una opción cómoda para trayectos largos, aunque no la más rápida. En el sur, el tren no es una opción, ya que las infraestructuras ferroviarias no llegan a las zonas desérticas.

Los taxis compartidos, conocidos como clandestinos, son una de las formas más rápidas y eficientes de moverse entre ciudades. Funcionan de manera similar a los louages en Túnez: no tienen horarios fijos y salen cuando se llenan. Son más caros que el autobús, pero también más rápidos. En ciudades como Argel, Orán y Constantina hay estaciones específicas donde tomarlos.

De hecho en mi viaje tomé este tipo de transporte para ir de Argel a Orán y pagué alrededor de 5€.

Para mí, la mejor forma de moverse por Argelia es en avión, ya que los vuelos nacionales son muy baratos y te ahorran muchas horas de viaje por carretera. La compañía nacional Air Algérie opera vuelos internos entre las principales ciudades, como Argel, Orán, Constantina y Ghardaïa, y también conecta con el sur del país, incluyendo Djanet y Tamanrasset.

Eso sí, hay un detalle importante: los extranjeros no podemos comprar los billetes online, por lo que hay que acercarse a una oficina de Air Algérie o a una agencia de viajes local para comprarlos en persona. Afortunadamente, se pueden conseguir de un día para otro o incluso en el mismo aeropuerto, y el precio no varía mucho. Lo único a tener en cuenta es la disponibilidad, ya que algunos vuelos pueden llenarse en temporada alta.

Yo tomé varios vuelos internos durante mi viaje y de media pagué solo 17€ por trayecto. Sin duda, si quieres moverte rápido entre ciudades sin complicarte con el transporte terrestre, el avión es la mejor opción.

En ciudades grandes como Argel, los taxis son la forma más común de moverse. En general, los taxistas en Argelia son honestos y utilizan el taxímetro (compteur), pero si tienes dudas, puedes pedir que lo pongan antes de iniciar el trayecto o negociar el precio de antemano.

Si no quieres complicaciones, en las grandes ciudades puedes usar Heetch, una app similar a Uber que funciona bien y te permite evitar regateos o problemas con el idioma. En Argel también hay metro y tranvía, opciones baratas y eficientes para moverte por la ciudad sin preocuparte por el tráfico.

Saliendo de la estación de autobús de Argel dirección Constantina

Para entrar a Argelia necesitas tramitar un visado antes del viaje. Cuesta 95€ y se solicita en la Embajada de Argelia de tu ciudad con documentos como una reserva de hotel y seguro de viaje. No se puede obtener a la llegada, así que organízalo con tiempo.

Aquí te cuento más sobre cómo conseguirlo.

Las tarjetas extranjeras no funcionan en cajeros ni comercios, así que tendrás que llevar efectivo en euros y cambiarlo en el país.

El mejor sitio para cambiar es el mercado negro, donde el tipo de cambio es mucho mejor que el oficial (aunque técnicamente no está permitido). Para ello tendrás que acercarte a una tienda local y preguntar si te pueden cambiar dinero. También puedes optar por cambiarlo en la calle, hay hombres en plazas y calles específicas que ofrecen este servicio. Por ejemplo, en Argel los encontrarás en la plaza Port Said.

En el aeropuerto y bancos el cambio es muy bajo, así que mejor evita cambiar grandes cantidades ahí.

Conseguir una SIM local es sencillo y muy recomendable, ya que la conexión Wi-Fi en hoteles y cafeterías no siempre es buena. Las principales compañías son Mobilis, Djezzy y Ooredoo, y puedes comprar una tarjeta SIM en cualquier tienda oficial o en el aeropuerto. También puedes optar por una eSIM para tener conexión apenas llegues; en este enlace puedes comprar una esim con mi código RUTEANDO para un 10% de descuento.

La gastronomía argelina es aunque menos conocida que sus vecinos, igual de deliciosa y muy parecida a la del resto del Magreb. No puedes irte de Argelia sin probar el chakchouha, un plato tradicional a base de pan desmenuzado con salsa de tomate, carne y especias. Es típico del centro y sur del país; la rishta, una especie de pasta casera con salsa de tomate y garbanzos, muy popular en Constantina; y la pizza Carrie, una versión argelina de la pizza, con una masa más gruesa y una mezcla de ingredientes locales. Perfecta para un tentempié rápido.

En general, comer fuera es bastante barato, pero ten en cuenta que muchos restaurantes sirven únicamente comida argelina tradicional, sin opciones internacionales. También es común que no haya carta ni precios visibles, así que si tienes dudas, pregunta antes de pedir.

Aunque no hay un código de vestimenta obligatorio, es recomendable vestir con ropa modesta y discreta, especialmente en ciudades menos turísticas y en lugares como Ghardaïa, donde hay normas culturales específicas. En el desierto o en invierno, lleva ropa de abrigo, ya que las temperaturas pueden bajar bastante, incluso en zonas que asociamos con calor.

En general, Argelia es segura para viajar, pero hay algunas restricciones para viajeros por libre. Algunas zonas del centro y sur del país requieren guía y permisos, especialmente en el Sáhara. Antes de planear tu ruta, infórmate sobre las regulaciones locales.

Con estos consejos, tu viaje por Argelia será mucho más fácil y disfrutarás de un país auténtico, lleno de historia y paisajes impresionantes.

El mausoleo Real de Mauritania, a tan solo 40 minutos de Argel

Argelia es un destino bastante asequible en comparación con otros países, aunque el gasto final dependerá de tu estilo de viaje y de si decides contratar algún servicio extra como guías o vuelos internos. A continuación, te doy una idea de los gastos diarios aproximados según el tipo de viaje:

Mochilero: 25-40€. Si te alojas en hostales, casas de huéspedes económicas o couchsurfing, comes en restaurantes locales y te mueves en autobuses o taxis compartidos, puedes recorrer Argelia con un presupuesto reducido. Sin embargo, en algunas zonas como Ghardaïa o el Sáhara, contratar un guía es casi imprescindible, lo que puede incrementar el presupuesto.

Gama media: 50-80€. Alojándote en hoteles de gama media, combinando vuelos internos con transporte terrestre y comiendo en restaurantes locales sin excesos, puedes viajar con comodidad sin gastar demasiado. Además, este presupuesto permite incluir alguna excursión guiada o tours organizados en el desierto.

Lujo: 100€ o más. Si prefieres quedarte en hoteles de alta gama, moverte en vuelos internos sin preocuparte por el precio y contar con guías privados en distintas ciudades, este es el presupuesto más adecuado. También puedes optar por estancias en el desierto con agencias especializadas o disfrutar de experiencias exclusivas en destinos menos accesibles.

Yo viajé por 10 días en modo mochilero, durmiendo dos noches en Couchsurfing, usando transporte público y vuelos internos baratos. Sin embargo, en Ghardaïa contraté un guía, lo que aumentó el presupuesto. En total, gasté 690€, incluyendo todo: alojamiento, transporte, comida y actividades.

Si estás pensando en viajar a Argelia, es normal que te preguntes si es mejor hacerlo por libre o con un tour organizado. La respuesta depende de lo que busques y del tipo de experiencia que quieras vivir.

Si te gusta la aventura, viajar por libre en Argelia es totalmente posible, especialmente en el norte, donde las ciudades están bien conectadas y es fácil moverse en transporte público o vuelos internos. Yo hice mi viaje por libre durante 10 días, usando Couchsurfing, transporte local y vuelos nacionales baratos. La ventaja es que tienes total flexibilidad para recorrer el país a tu ritmo y descubrir lugares auténticos sin depender de un itinerario fijo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta algunas dificultades:

1. Es obligatorio tramitar el visado antes de viajar.
2. No se pueden comprar vuelos internos online si eres extranjero.
3. Algunas zonas del centro y sur requieren guía o permisos para acceder.

Si te organizas bien y estás dispuesto a gestionar estas cuestiones, viajar por libre es una gran opción.

Por otro lado, si prefieres evitar complicaciones, contratar un tour organizado es la mejor opción, sobre todo si quieres visitar regiones más remotas como el desierto del Sáhara. En destinos como Djanet, Tamanrasset o Tassili n’Ajjer, es obligatorio viajar con una agencia local, y un tour te ahorra la burocracia de permisos y gestiones.

Otras ventajas de los tours:

1. No necesitas preocuparte por visados o logística.
2. Acceso a zonas restringidas del desierto con guías locales.
3. Mayor seguridad y comodidad, especialmente si no hablas francés o árabe.

En conclusión, si solo quieres visitar el norte (Argel, Orán, Constantina, Ghardaïa), viajar por libre es perfectamente factible y te permitirá ahorrar dinero. Pero si tu idea es explorar el desierto del Sáhara o zonas menos accesibles, un tour organizado te facilitará mucho la vida.

En mi caso, viajé por libre, pero en Ghardaïa contraté un guía para entender mejor la cultura local y moverme con más facilidad. Si combinas ambas opciones (viaje por libre con algún tour puntual), puedes tener lo mejor de ambos.